20 de enero de 2011

CANCIONERO DE GUERRA

Por Orlando Tengri

D.R. 2011.
 

CANCIONERO DE GUERRA Y UNA QUE OTRA BALA PERDIDA.

I Cantaba la niña clara.
II Cámbiale la batería a tu vibrador.
III Capitán de fragata.
IV Hubo una princesita.
V Esto que yo tengo para ti.
VI Amor infinito.
VII Hay quien afirma.
VIII Náufragos de concreto.
IX Que.
X Camas de hospital.
XI Formación reactiva.
XII Rota lleva la palabra.
XIII Tuvo la historia.
XIV No me cuido de ti.
XV Como el bandolero.
XVI El pasado de mañana es ahora.
XVII Un día a la vez, el amor.
XVIII El azar es un juego de azar.
XIX En la vida no hay camino.
XX Orilla de piel.


Cantaba la niña clara.

A Federico García Lorca.

Cantaba la niña clara,
cantaba su cante jondo,
así como va la vida,
marchita toda esperanza.

En la fuente del Obispo,
aquel niño que lloraba,
lloraba su pena amarga,
su suerte le ha abandonado.

El fruto de esta tonada,
es la rosa del desierto,
el pétalo que es espina,
espina de amor de dos.

Tan lejos de esa asonada,
tan cerca del corazón,
cantaba la niña clara,
tan clara era su pasión.

No hay mal que por bien no venga,
ni bien que dure cien años,
la vida no está comprada,
comprada al por mayor.

La fuente ha derramado,
lágrimas de aquel amor,
el niño la ha llenado,
llenado de aquel dolor.

Es la rosa del desierto
y la fuente del Obispo,
recuerdos de aquella tarde,
recuerdos de aquel amor.

Ya me voy para mi tierra,
me alejo de aquellos mares,
de mares son los amores,
amores que son dolores.

No hay niña que a mi castillo,
penetre sin ser herida,
herida lleva la vida,
la vida lleva herida.

Con ésta ya me despido,
de cante jondo la patria,
la patria que son los sueños,
los sueños de juventud.

Orlando Tengri 2010.
Cancionero de guerra y una que otra bala perdida. 01.

 

Cámbiale la batería a tu vibrador.

A Rockdrigo González.

Cámbiale,
la batería a tu vibrador,
oh sí,
ya cámbiasela.

Súbele,
el volúmen al reproductor,
oh sí,
súbele más.

Y cuando por la noche sientas que,
que no te quieres ir a dormir.
Piensa que la noche es larga
y que no tienes más televisor.
Piensa que con pila nueva
te la vas a poner, re super bien.

Móntate,
en la nube más osada,
oh sí,
móntate bien.

Llámame,
si tu pila se ha acabado,
oh sí,
appelle- moi.

Y cuando por la noche sientas que,
que no te quieres ir a dormir.
Piensa que la noche es larga
y que no tienes más televisor.
Piensa que con pila nueva
te la vas a poner, re super bien.

Orlando Tengri 2010.
Cancionero de guerra y una que otra bala perdida. 02.

 

Capitán de fragata.

A Joan Manuel Serrat.

Llevaba quince años perdido,
tenía aún la sonrisa de niño,
pero sus manitas le habían crecido,
decía el periódico aquella mañana.

Ahora era capitán de fragata
de esos que mueren o matan,
y ya no era el niño que había crecido
entre los pechos de aquella mulata.

Había un brillo en sus ojitos
que lo delataba aún siendo mayor,
y sus palabras de tanto usarlas
se habían convertido en filosas dagas.

Ahora era un hombre que no le temía
en su presente a nada ni a nadie, 
pero de su pasado ya no era
más responsable que el miedo.

Llevaba quince años herido,
tenía aún la sonrisa de niño,
pero sus piernitas le habían crecido,
decía el periódico aquella mañana.

Ahora era capitán de aquella guerra,
de los que mueren matando,
y ya no era el niño que había crecido
en el regazo de aquella mulata.

Y fue su madre primera quien lo reconoció,
al leer la noticia en el diario,
vio en sus ojitos a aquel niño perdido en la calle
hace exactamente quince años ahora.

Su cuerpo cortado con saña inaudita
era reclamo del tiempo a aquel pequeñito
que se había desarrollado más de la cuenta,
decía el periódico en reseña inaudita.

Ahora sus manos y piernas le han crecido
hasta tocarnos el corazón,
y sus palabras son mudas granadas
que nos recuerdan la historia de un niño perdido
entre las dagas filosas de todas las guerras.

Orlando Tengri 2010.
Cancionero de guerra y una que otra bala perdida. 03.

 

Hubo una princesita.

A Alejandro García Villalón "Virulo".

Hubo una princesita que andaba jugando
como una pequeñita de sólo siete años,
ya nadie le creía entrados los treinta
que era una princesita de escasos siete años.

Hubo un dragonzote que tuvo la suerte
de ser un flojonazo todos los lunes,
los martes y miércoles y jueves y viernes,
también los sábados con sus domingos,
para más rápido era flojote los siete días de las semana,
y de esta su suerte que no miraba a las princesitas
más que para verlas pasar a lo lejos
todos los días del brazo de un Ken diferente 
que le era indiferente a nuestro dragón.

Hubo un caballero de dorada armadura
que trabajaba de lunes a viernes 40 horas diarias
para comprarle vestidos a su princesita,
para llevarla al cine a ver Princesitas.
Y la malvada princesa pronta le reclamaba
que no era su objeto sexual,
que si él le pagaba era porque ella era linda
amable y además princesita.

Que me perdonen las putas pero ésta si era una de ellas
y de las caras (y de las caras),
de las que aflojan sólo si tienes varo (sólo si tienes varo)
para llevarla a pasear a la playa,
para comprarle una casita de muñecas de mil metros cuadrados
y un coche rosa que se parezca al de los cuentos de hadas.

Y yo me condené a largotes siete años
por el pecado de decir todas estas mentiras,
la liga pro feminista me excomulgó de sus comentarios
y ya de macho no me bajan aquellas mujeres
que dicen que las princesitas no son pequeñitas de escasos siete años.
¿Así o era al revés?

Orlando Tengri 2010.
Cancionero de guerra y una que otra bala perdida. 04.

 

Esto que yo tengo para ti.

A Mario Benedetti.

Cada vez que me dices adiós,
te creo.
Cada mirada tuya cuando se aleja,
la extraño.
Cada minuto que paso sin ti,
y cada voz que no es la tuya,
es como el humo de este habano
que al partir se lleva algo de mí.

Por eso no me digas adiós
cuando te vayas, no me mires,
quiero estar seguro
que al partir
ya no piensas en mí.

No es de mi rebuscada indiferencia
ni de mis mal disimuladas ganas de saberte mía
de lo que te alejas,
porque mi pensamiento intuye
que no te soy indiferente.

Sin embargo te escondes,
tienes miedo, lo sé,
te han herido.
Sólo recuerda una cosa,
si te vas sin haberlo intentado
nunca sabrás de esto que yo tengo para ti.

Orlando Tengri 2010.
Cancionero de guerra y una que otra bala perdida. 05.


 

Amor infinito.

A Carlos Gardel.

Un amor infinito
no es aquel que no acaba,
sino es el que sincero
se entrega de corazón.

Un amor infinito,
no es aquel que no termina,
es amor que como el mío,
se expande más y más.

Un amor infinito,
es el que tienes tú de mí,
es ella a la que quiero
eres tú a quien yo amo.

Es ella quien yo amo
eres tu a quien yo quiero
te amo, la quiero
la amo y te quiero.

Amores son
los que son plurales.
Con compersión
alegría para todos.

Aunque enredado te parece
es tan fácil ya lo ves,
me quieres, te quiero,
me ama, la amo.

Eso es amor infinito,
nada restrictivo,
nada exclusivo
nada prohibido.

Y no soy mujeriego,
las más de las veces,
ni soy polígamo
casi nunca,
solamente soy pluriamoroso,
un amante gozoso,
que no sabe de no entregar su corazón.

Y si me quieres todo para ti,
entonces seré todo para ti,
porque te quiero más que a ninguna
cuando estoy contigo.

Orlando Tengri 2010.
Cancionero de guerra y una que otra bala perdida. 06.

 

Hay quien afirma.

A Joaquín Sabina.

No hay razón que valga más para el querer
que querer porque hay una razón.
La ilusión es fantasía en camino
y se encamina quien tiene corazón.

Soy iluso que te piensa muy temprano,
antes de que el alba dé una razón
para dejar una poesía en vez de un beso
y marcharme al amanecer de otro amor.

Hay quien afirma, que las mujeres no saben
lo que le deben, a la imaginación de los hombres.
Si has sido reina, a un varón se lo debes,
como princesa, tienes vasallo comprado.
Y si tus curvas, van más allá de tu cuerpo
es porque ellas, dan vuelta en mi cabeza.

Soy esclavo de mi propio pensamiento
sin embargo ya lo sé no me lo digas
que no reinas más que en mi ilusión
y que tus curvas son fetiche sin razón.

Soy aquel que no teniendo patrimonio
ha forjado en un sueño su herencia,
y como parte de esta encomienda
ha tenido a bien adorar la fantasía.

Orlando Tengri 2010.
Cancionero de guerra y una que otra bala perdida. 07.

 

Náufragos de concreto.

A Joaquín Sabina.
El rapto de las sabinas no ayuda mucho
para arreglar las cosas entre los dos
ni el hombres necios de la madre Juana
cambia lo que pasa acá entre tú y yo.

Y la maldita sonrisa de la Mona Lisa
que se nos viene desde que la risa
ha acabado entre nosotros
bajo la alfombra del recuerdo.

Ya dí mi oreja a la Van Gogh
por este amor que no arranca
desde que quedó varado
como el petrolero Exxon Valdez.

Varado en el espacio
de aquel mar, en aquella isla
que se mira a lo lejos
de este aciago presente.

Y esta noche de concreto
sin isla ni mar a la vista,
únicamente con los dos náufragos
que somos tú y yo.

Aceptar lo que era imposible
es acatar lo que hoy es posible,
esto no consuela jamás al presente
y manda un mal sabor al futuro.

Todas esas imágenes de la cultura general
que no ayudan a comprender la nada
que ha entrado al diván del corazón
para intentar averigüar qué demonios hace ahí.

Tantas historias en el mundo
y nosotros que no hemos aprendido a querer.
Tantos amores precedieron nuestros besos
y nosotros aquí varados en este naufragio de concreto.

Orlando Tengri 2010.
Cancionero de guerra y una que otra bala perdida, 08.

 

Que.

A Yuri Buenaventura

Que con mirada torva
que con sonrisa ingrata
que con andar altivo
con que indiferencia
te me fuiste tú de mí.

Se me ha perdido un verso,
mutilado de mí
te busca con cada palabra.

La ceguera reclama
no ver en este paisaje
más que a ti reflejada
en todas las cosas,
en todos los sueños
y en toda la gente.

Que con mirada torva
que con sonrisa ingrata
que con andar altivo
con que indiferencia
te me fuiste tú de mí.

Hay partidas que duelen,
son las que nos dejan,
aquellas que al partir
parten también el corazón.

Orlando Tengri 2010.
Cancionero de guerra y una que otra bala perdida. 09.

 

Camas de hospital.

Cuando me decías que me querías llevar a la cama nunca pensé que era a la cama de un hospital...

A Luz Casal.

Hay alcobas que tienen cama de hospital,
donde los enfermos yacen cada noche,
esperando el amanecer para curarse de la vida
con una cirugía que arranque de tajo al tumor
que se ha instalado en aquella cama de alcoba.

Hay parejas que viven en la enfermería
y se drogan cada noche para poder ir a dormir,
los hijos, el trabajo, los quehaceres
son placebos que se administran contra el dolor.

Hay dolores de muelas que duelen menos
que pasar la noche en esas alcobas
con sus camas de hospital.

Ando vagando desde hace tiempo,
sin reposo, sin alivio,
buscando una cama que no sea de hospital
sino que me sea hospitalaria.

¿Acaso eres tú quien en su lecho
ha decidido acoger a este viajero?,
quien en la cama, tendida,
ha decidido que no necesito mas cirugía
que aquella que mi corazón suture a besos.

Orlando Tengri 2010.
Cancionero de guerra y una que otra bala perdida, 10.

 

Formación reactiva.


Extrajo de su entraña
algo más que un beso,
algo más que un abrazo,
algo más que una caricia.

Extrajo la necesidad que tenía
de besar, abrazar, acariciar
y toda esa formación reactiva
que le impulsaba a dar
lo que buscaba para sí.

Sabio acotaba:
"De las caricias,
las mejores llevan soledad en su pasado".
El pan sabe diferente al hambriento que al goloso.

Y hambriento vagaba por la vida
buscando el mendrugo,
humillado a cada instante,
con su beso solicitante,
con un abrazo anhelante,
con su caricia suplicante.

No había mujer que entendiera el código,
dábanse por bien servidas.
con besos, caricias y abrazos recibidos.
El acuse de recibo era simple,
una pose coqueta como contrarecibo,
una sonrisa y un meneo pronunciado de cadera.

Sabio acotaba:
"De las caricias,
las mejores llevan soledad en su pasado".
El pan sabe diferente al hambriento que al goloso.

Orlando Tengri 2010.
Cancionero de guerra y una que otra bala perdida, 11.

 

Rota lleva la palabra.

A Miguel Hernández.
Rota lleva la palabra
que de los trigales nace,
también rota tiene el alma
que desde la tierra crece
y todo lo envuelve menos
de su entraña el corazón.

Es herida que no cesa
hasta topar con otra herida,
es cielo desencajado
que su lloro no detiene.

Muerta lleva la esperanza
el poeta sin palabra
que recoge todo menos
la voz que muestra camino
a quien ciego de palabra
sólo ve que no hay destino.

Si tirado estás poeta,
al mañana no levantes
tu voz de ciega palabra,
deja que en tu tertulia
maniobre la vida sin ti.

Y así es como encontrarás
que no hay voz en esta tierra
ni hay palabra de consuelo
para quien rota lleva el alma
querido poeta roto.

Orlando Tengri 2010.
Cancionero de guerra y una que otra bala perdida, 12.


 

Tuvo la historia.

A Paté de Fuá.

Tuvo la historia a bien señalar
que no hubo trampa en nuestro dolor,
ambos sufrimos los males de amor,
ambos gozamos las vides en flor.

Tuvo el pasado a bien veredear
los dos caminos que el tiempo unió,
ambos destinos también separó
pero de nuevo juntó en mi canción.

No hay alegría más grande que vos
cuando a mi lado contenta estás,
cuando en mis sueños de nuevo vivís
lo que vivimos en la realidad.

Inmortalizados quedamos los dos
en esta historia que aquí se narró,
vivir y morir en esta canción
es destino que el amor nos marcó.

No hay historia que sea feliz
en este mundo de la división,
sumamos primero los dos al amor
y luego restamos en otra ecuación.

Orlando Tengri 2010.
Cancionero de guerra y una que otra bala perdida, 13. 


 

No me cuido de ti.

A Manu Chao.

Hay que cuidarnos de ti 
y de mí,
de ella y también de él.
Tenemos que cuidarnos de nosotros,
estar muy atentos a ellos
y a ellas.
Hay que cuidarnos de todos
de todas,
nos dice la sociedad.
El deber ser es debeísmo.

Yo no me cuido de ti,
para nada, para nada,
para nada me cuido de ti,
me puedes destrozar si así lo quieres,
¿así lo quieres?.

Algo ingenuo contigo,
algo tonto, algo tonto 
y contigo,
no me importa cuidarme de ti ni de mí,
ni de nosotros o ellas,
que me destrocen si así les viene bien
pero por favor, pero por favor
que te quedes aquí a mi lado
para pegar los cachitos de mí.

No me cuido, no me cuido,
no me cuido de ti ni de mí,
y que digan que soy loco
o descuidado,
no me importa cuidarme de ti,
ni de mí...

Pásame lo que quieras
pásame una ITS, 
pero por favor, pero por por favor
pásame tu teléfono.

Orlando Tengri 2010.
Cancionero de guerra y una que otra bala perdida, 14.


 

Como el bandolero.

A Paco Ibañez.

La vida es un instante
que llenamos de encuentros
para no desencontrarnos,
ay para no perdernos.

"Ay de la vida que que me roba el encuentro."
"Ay de la vida que me acerca al desencuentro."

Va por ahí el bandolero
tratando de encontrar
y toma prestado ajeno
ay para encontrarse.

"Yo voy como el negro
que busca su blanco,
ay yo voy como el blanco
que busca su negro."

Y que no halla en lo ajeno
aquello que lleva puesto
sin saberlo el bandolero
tan empobrecido,
que es rico en tesoros
a los cuales no hace falta,
bienes tan necesarios
y que hecha mucho en falta.

Entre las bellas busca
tratando de encontrar
una hermosa para sí,
ay el bandolero,
y ninguna es la suya
porque hurtar quiere
lo que no puede apañarse
ay el corazón de la bella.

Ay el corazón de la bella que no puede,
ay al corazón del bandolero darle abrigo.

Orlando Tengri 2010.
Cancionero de guerra y una que otra bala perdida, 15.

 

El pasado de mañana es ahora.

A La Costa Brava.

"Qué vas a hacer este día sin mí"
me dijo esa chica con ojos así,
la hora exacta para ser ella y yo
memoria de urbe con puesta de sol.

No pude escapar ni lo quise hacer,
dejé arrullar sus palmas en mí,
me hizo piojito y no pude mas
que decirle "te quiero y no puedo más."

"El pasado de mañana es ahora"
me dijo así y yo le creí
al ver aquello que no puede verse
ni sentirse mas que con el corazón.

Dejarme querer
sin rechistar,
de piel larga y sueños
con actor principal.

Que viste el sueño
con piel y ojo claro
que es lo que soy
para ella la isla.

El mar y la espuma
que adorna la playa
de feliz contingencia
a cada instante.

Que es el ahora
de pasado mañana,
atrapados estamos
en un sueño fugaz.

De cometa la vida
se arropa el nosotros,
de agua y espejo
el mundo reclama.

Espacio de ahora
para ser ella y yo
quienes damos la vuelta
a la rueca de amor.

Orlando Tengri 2010.
Cancionero de guerra y una que otra bala perdida. 16.

 

Un día a la vez, el amor.

A John Lennon, a 30 años de su partida.

Sin tiempo para cambiar
comenzamos a amar,
sin tiempo para pensar
el amor nos hizo cambiar,
un día a la vez, el amor
hizo un mundo mejor.

Sin tiempo para soñar
comenzamos a amar,
sin tiempo para odiar
el amor nos hizo cambiar,
un día a la vez, el amor
hizo un mundo mejor.

Tal vez quieras amar conmigo,
no te hace falta un instructivo,
lo que necesitas ya lo tienes,
sólo házlo expansivo.

Sin pensar en el tiempo
el cambio nos hizo amar,
sin pensar en cambiar
comenzamos a amar,
un día a la vez, el amor
hizo un mundo mejor.

Orlando Tengri 2010.
Cancionero de guerra y una que otra bala perdida, 17.

 

El azar es un juego de azar.

A Georges Brassens.

Del presente

Mi ambición es bien trivial,
ganarme todos tus besos
dejando de lado aquellos
que me has dado pensando en otro.

Del pasado

Mi suerte es más mundana,
ha tenido el chance de ser
aquella que te ha ganado
en una partida de poker.

Del futuro

Mi destino es como el de todos
aquellos que te han amado:
sembrar fruto en tierra ajena
y que otro haga la cosecha.

Te he querido, te he tenido 
 y te he perdido,
en buena lid así es el juego,
en buena lid así es la vida,
el perder es parte de jugar.

La serindipia te trajo a mí, ahora te lleva a otro,
el azar es un juego de azar.

Mi camino ahora es otro
que me aleja de tus brazos
llevando mi as de espadas
para dar otra estocada
que dure un poco más
que esta pobre herida
que ya cierra sin querer
para dar paso a la vida.

La vida es un juego de azar
ya lo sé no me lo digas,
el azar te ha traído,
y el azar te está llevando.

Te he querido, te he tenido
y te he perdido,
en buena lid así es el juego,
en buena lid así es la vida,
el perder es parte de jugar.

Orlando Tengri 2010.
Cancionero de guerra y una que otra bala perdida, 18.


 

En la vida no hay camino.

A Jaramar Soto. Por la inspiración para emprender este viaje.

En la vida no hay camino
que no tenga sus veredas,
si te vas por el camino
no hallarás la vereda.

Que te lleve a tu destino
más allá del horizonte,
más allá del arcoiris
que atraviesa el horizonte.

En la vida no hay vereda
que no haga su camino,
en la vida no hay camino
que no haya sido ya vereda.

Y si enfrente no hay camino
es porque lo estás haciendo,
no hay vereda adelante
pero mira para atrás.

Hay vereda hacia atrás,
hay camino hacia atrás,
hay memoria hacia atrás,
eres tú quien está ahí,
eres tú quien está ahí,
eres tú quien va ahí...

Orlando Tengri 2010.
Cancionero de guerra y una que otra bala perdida, 19.

 

Orilla de piel.

A Sr. Chinarro.
Pudo ser el regreso
el que me hizo venir,
pudo ser un aroma
lo que me hizo querer.

Pudo ser una risa
escondida en tu cara
la que me hizo salir
de mi sueño, feliz.

Para entrar en tu pecho, amor,
y quedarme ahí por un rato.

Ya no sé cómo hacerle
para andarme sin ti,
ya mis pies son tus pasos
y mi alma eres tú.

Ya me he fusionado
con tus besos de selva
que traen sabia salina
a esta orilla de piel.

Para entrar en tu pecho, amor,
y quedarme ahí por un rato.

Para ir por el mundo queriendo
quererte sin mí tan así.

Para entrar en tu pecho, amor,
y quedarme ahí,
y quedarme ahí,
y quedarme ahí por un rato.

Pudo ser el regreso
el que me hizo venir,
pudo ser un aroma
lo que me hizo querer.

Orlando Tengri 2010.
Cancionero de guerra y una que otra bala perdida, 20.

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