24 de enero de 2011

POESÍA

D.R. 2011. Orlando Tengri.

Cuando llegue a puerto.

Cuando llegue a puerto
detrás quedarán mis pasos,
reliquias de aquel pasado
que siendo mío no me pertenecerá más.

Cuando llegue a puerto
aquella sonrisa de fauno
habrá hecho su depósito
en cada corazón anhelado.

Cuando llegue de aquellos lares
no esperes lleve la llave de mi pasado,
ni a aquel que sueñas alfarero,
humilde aprendiz de mampostero seré.

Y recuerda,
la fantasía es un bien preciado,
es la barca que me trae a ti,
pero también es la que me ha alejado de otros mares...

Orlando Tengri 2010.


Monstruo.

Hemos creado un monstruo de dos cabezas y cuatro patas,
una mascota a la que llamamos relación.
Cuando descansamos la partimos en dos mitades
para luego volver a pegarla intentando reanimarla.

Es nuestro nahual escindido,
el fénix encarnado de nuestros sueños.
¿Cuánto tiempo más vivirá?,
¿cuánto más lo dejaremos vivir?,
al parecer ni tú ni yo tenemos la respuesta,
sólo poseemos este collar que es la utopía,
nuestros sexos de oximorón entrelazados
y  cuatro manos que caminan acariciando la piel.

Orlando Tengri 2010.


Adiós.

Que muerto a tu entraña
el celo acerca mi cadáver
disponiéndolo a su antojo
sobre la fría plancha del recuerdo.

La memoria necrosada del amor
es llaga que supura del presente
la envidia de aquel idílico pasado.
Lleno de todo menos de un nosotros,
el futuro resplandece
con la imagen adorada de mi olvido y tu recuerdo.

Entumecido en mi pedestal,
con celosa guardiana
rezo el epitafio inscrito en la lápida,
sin embargo mi creyente no escucha la palabra
ni cree en más oración que la suya.

Por dejarnos algo de su viaje,
el amor ha hecho de mí un souvenir, que
fijado en un llavero no ha podido
más nada que abrirle la puerta al pasado.

Ya no me busques,
he partido,
tus lágrimas congeladas de recuerdo
no son más que el frío invierno de aquella primavera.

Orlando Tengri 2010.


No encuentro mi piel.

No encuentro mi piel,
mis manos
no logran asirse a algo
y mis ojos
no pueden verte princesa.
Este día
no sé cómo canjearte caricias,
ni alcanzo a resistir al vacío.
Hoy descubro mi alma
desposeída de un cuerpo.

Ya no me llames,
no quieras saber quién soy
ni preguntes qué horas son,
cómo responder,
cómo responderte,
ni siquiera yo lo sé.
En mi descontrucción
encuentro caricias
que tocan una piel que no es la mía.
Mi cuerpo
se ha tranformado en mi entorno,
soy el ambiente,
el agua marina y la playa
el sol y la luna
los otros y no yo.
Soy espejo humeante
y no logro reflejar nada de mí.

Hoy no encuentro mi piel
ni siquiera para acostarla.

Orlando Tengri 2010.


Hoy.

Hoy tres cabezas me han hecho pensar en ti
sin embargo ninguna de ellas era la que te pensaba.
Una volteaba al cielo, otra a la tierra,
la tercera hacia el norte y ninguna de ellas me miraba.

Eran tres cabezas que separadas de sus cuerpos
no hacían mas que ensimismarse cada vez más.
Recargadas en el suelo pavimentan la patria,
su sangre es el cuello que les une al enorme cuerpo de la tierra.

Como pirinolas esos tres abalorios se demembraron de la maya
señalando una la suerte, otra el destino y la última a mi norte que eres tú,
por eso estas tres cabezas me han hecho pensar
en que también tengo por ti la cabeza perdida
y el corazón desmembrado.

Orlando Tengri 2010.


No preguntes.

Tu cuerpo
no es mas que el refugio donde guardo mi amor.
Tus frases
son cobertizos donde pongo mi nombre a secar.
Tus silencios
no son mas que bodegas donde encimo palabras.
Tu risa
no es mas que mi risa cuando ya no la tengo.

Y encima preguntas que por qué te quiero,
no preguntes más y sigue siendo lo que eres,
mi casa, mi techo y mi cuerpo que en ti está resguardado.

Orlando Tengri 2010.


Navegante.

Navegante,
dime si en la neblina que se encuentra allá a lo lejos
quizás, escondido esté el amor y mi amante.

Navegante que ya fuiste,
que no te quedaste varado en tierra,
dime si allá,
donde el horizonte es pisable
hay algo que ver, que amar.

Dime si mis sueños son correctos,
dime por favor que hay algo mas allá,
que el amor está ahí, a lo lejos,
y que tú lo has visto, lo has vestido y desvestido,
dime...

Orlando Tengri 2010.


Hoy encontré un ayer.

Ayer, emocionado el tiempo conjugaba sus verbos con desparpajo,
amar podía ser pasado o gerundio y a nadie desasosegaba,
coger era futuro y presente inquieto,
soñar se paseaba por todos los tiempos y modos verbales.

Hoy, el pasado es refugio de todo ello,
los verbos auxiliares son quienes prestan socorro a la memoria,
haber sido y haber tenido son conjugaciones
que señalan lo mas triste del espíritu humano
cuando lo mejor de la vida es su pasado.

Orlando Tengri 2010.


En que sin poder vestir el duelo con dignidad se resigna a vestirlo.

Siendo mal administrador de los consuelos
he repartido todos los que mi amor había
pero he olvidado guardar alguno
para las penas que de amor me embriagan.

Cómo vestir el duelo si no reconozco más muerte
que la mitad del amor que había,
por tanto la mía intacta sigue tan lozana
y sin darse cuenta que su porfía
quisiera cubrir el todo
siendo sólo la mitad de lo que había.

Pretensiosa mi industria a costa de sus desvelos
ha querido cubrir la noche con el día
pero con sus vanos intentos
no ha hecho mas que alumbrar lo que sólo en oscuridad se debe ver.

No es malestar el querer de luto vestir
cuando lo que se viste no es prenda ajena sino propia,
así a regañadientes, vestido ando como si desnudo fuere.
No hay mal menor cuando de amor se sufre
y no hay gozo mayor que cuando habiendo amado
se desdora lo amado.

Orlando Tengri 2010.


Cuando la sonrisa se te caiga de la boca.

Cuando la sonrisa se te caiga de la boca,
y se te vaya a parar a la atargea de las cosas excepcionales.
Cuando ese hermoso brillo de tus ojos
venda sus tierras y se te vaya a tomar sombra bajo otros párpados.
Deja tus cosas, quítate todo, ropa, piel, huesos, vísceras
que sólo se te quede el corazón,
y cuando desnudo lo tengas, entrégalo.

Quizás te lo tomen y se hagan abrigo con él
o quizás indiferentes te lo avienten en el cuarto de los trebejos inservibles,
pero no desanimes,
hagan lo que hagan con él,
tú has hecho tu parte, les has dado ése tu corazón desnudo,
allá ellos lo que hagan con él.

Orlando Tengri 2010.


Cuando sea el momento de callar...

Cuando sea el momento de callar, calla,
que tu silencio cale en las cordilleras y en los mares,
que las palabras no dichas arranquen de sus pedestales las estatuas
para que con la algarabía
que sólo el silencio es capaz de producir
tus semejantes noten tu presencia,
porque para ellos Eres cuando callas,
cuando en misterio te tornas.
Así, gran hablador,
calla y espera,
pronto alguien preguntará qué haces ahí tan callado,
habrá quienes hasta se te acerquen para interrogarte,
si entonces quedan palabras que puedan en ti resonar
sácalas,
que se ventilen entre los seres que te rodeen pletóricos de cuestionamientos,
pero recuerda una sola cosa: el silencio cala,
cala más que mil palabras.

Orlando Tengri 2010.


Es causa perdida el amor.

Sabemos que el amor es causa perdida
sin embargo jubilosos nos manifestamos en sus calles
queriendo reivindicar demandas antiguas
incumplidas o a medias
sin por tanto lograr que su puerta institucional
nos dé paso en su corte interior.
Y cuando, después de tantas barricadas y enfrentamientos
nos recibe,
nos promete lo que luego habrá de esquilmarnos:
su promesa misma.
Pero todo esto lo sabemos de antemano
y aún así, necios le prometemos fidelidad eterna
la cual termina cuando puntualmente amamos.

Orlando Tengri 2010.


La infancia de la muerte.

Somos nosotros la infancia de la muerte,
la ingenua ternura conque se abraza, cálida,
llena de vida mientras crece,
porque algún día tiene que crecer.
Al desarrollarse poco a poco dejará caer ésa su calidez
para madura, enfrentarse a sí misma,
nosotros sólo somos el campo de batalla
la guerra es entre ella y su pasado.

El cielo, como testigo, muda su piel para dejarle sus escamas al tiempo.

La infancia de la muerte somos nosotros,
con toda nuestra vida nos ofrendamos a su devenir
y así, lozanos hasta el último momento,
hacemos todo por adorarla sin por tanto darnos cuenta.

Cuando algún día toque la infancia que hay en mí
dar paso a lo que sigue, espero
sin humildad ni soberbia
dejar que mi cuerpo erguido yazca
como queriendo decir:
"he sido un niño toda mi vida,
ahora es momento de crecer".

Orlando Tengri 2010.


 

 


 


 


 




 

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